lunes, febrero 25, 2019

Teléfonos móviles en las escuelas de magisterio. Semillas de futuro

En una encuesta a los estudiantes de primer año de maestro (curso 18-19), observamos algunas características del colectivo y su predisposición a la tecnología a través de su relación con los teléfonos móviles. ¿Será la generación más conectada la que dará el salto de la educación con tecnología?
Cortesía de Wikimedia
Todos tienen teléfono. Un 20% tiene, además, tabletas o ipads. Son, como es sabido, un dispositivo universal.
La mayoría reconoce utilizar el teléfono móvil más de 3 horas diarias, principalmente con mensajerías y redes sociales. Los teléfonos están en sus vidas permanentemente. Uno de cada cuatro incluso cuando come está usando el teléfono. La mitad intenta no utilizarlo en clase ni en el trabajo. Sin embargo, la mitad dice estar poco o nada pendiente del teléfono. Son un compañero infatigable, con el que se establece una relación de amor-odio.
Un tercio afirma utilizar mucho o bastante el teléfono para tareas de la universidad, principalmente para estar en contacto con sus compañeros y consultar información. Son un espacio personal que no tiene que ver con el aprendizaje.
Están convencidos de que sus dispositivos móviles les ayudan a estar en contacto con compañeros y trabajar en equipo, pero los perciben marginales para hacer un curso o estudiar. La metáfora de uso de los dispositivos es la de un monstruo dormido.
El teléfono móvil lo utilizarían como maestros en la escuela para comunicarse con las familias, lo cooperativo y el juego, pero les es irrelevante para el trabajo en el aula. Se trata de un monstruo que no debe entrar en la escuela.
Se perciben muy competentes en el manejo del teléfono, pero poco para cualquier actividad de producción que no sea buscar información o el manejo de redes sociales. Se trata de usos estereotipados que están muy lejos de ser competentes digitalmente.
La tecnología tiene mala prensa. Es una tarea titánica revertir esta imagen para relanzar una visión ilustrada de las máquinas. Tenemos mucho trabajo por delante los formadores de maestros.

---.---

El estudio se ha hecho sobre un centenar de estudiantes de la UAM. La mitad de los estudiantes de maestro de educación primaria están en la edad. Uno de cada cinco tiene una historia de fracaso escolar. Uno de cada cuatro ha hecho un grado medio de formación profesional.  Hay un pequeño porcentaje de adultos entre los 27 y los 45 años que estudian la carrera como una forma de recualificación. El origen de estos estudiantes también debería hacernos pensar sobre el futuro de la educación.

No hay comentarios: