viernes, enero 18, 2019

¿Habrá que trabajarse más en lo emocional y lo corporal para ser tecnólogo educativo?


Acaba el semestre y en el Máster TIC en educación dela UAM hemos investigado una vez más sobre nosotros, gente interesada por transformar la educación con tecnología, un colectivo particular de gente joven, alrededor de los 24 años, y mayoritariamente femenino.
Se trata de enfrentarnos con todos nuestros monstruos, desde la mala netiqueta y el plagio y a la ira y el sexo en las redes, y ver cómo nos relacionamos con todo ello pero, sobre todo, saber qué interrogantes nos surgen en las distintas dimensiones éticas de la profesión de tecnólogo educativo cuando generamos un proyecto con otros profesionales y estudiantes, en una escuela o a distancia, o cuando producimos material didáctico. La idea es si podemos aprender de posibles lastres, transformar eso y cómo nos debemos trabajar,
El número de proyectos de investigación sobre nosotros mismos siempre es pequeño para la cantidad de problemas que enfrentamos.
-        Cómo percibimos la sexualidad en las redes. De alguna forma el sexo, como el juego, están latentes en la vida en internet, pero no son temas de los que hablemos mucho entre educadores. Y vemos tres rasgos que nos pasan a nosotros mismos: la sexualidad está limitada a necesidad de cercanía física, genitalizada (particularmente entre varones) y, cuando es intercultural, está vinculada a estereotipos de las otras culturas. ¿Habrá que trabajarse más en lo emocional y lo corporal para ser tecnólogo educativo?
-        Cómo viven los tecnólogos educativos la identidad digital. Se trata de un tema sobre el que predicamos y que solemos haber trabajado previamente. Sin embargo, en un experimento con los compañeros, se observó que los futuros tecnólogos no leen pantallas y cuidan poco su privacidad. ¿Será fruto del optimismo tecnológico?
-        Qué entienden por uso saludable de dispositivos tecnológicos los tecnólogos educativos. Preocupados por la dependencia de los dispositivos y las redes, al estudiarnos vemos que nuestra relación con ellos es similar a la que muestran los estudios de la AIMC para la población general. Sin embargo, observamos que nos mostramos más críticos con nuestra dependencia cuanto más jóvenes somos. ¿Lo estaremos haciendo bien en las escuelas? ¿Deberíamos mostrar más apego a los dispositivos que la población general?
-        La vivencia de la censura es un tema particularmente conflictivo para colegas que nos acompañan de países como Cuba y China. Pero al preguntarnos sobre su incidencia en nuestras vidas, descubrimos que es un tema no tan lejano, posiblemente auto-modelados y autocensurados por el contexto que nos toca vivir. Y vemos que nos cuestionamos los mensajes que lanzamos en las redes. Nos sentimos libres, pero también nos autocensuramos. ¿Cómo generar una cultura de libertad en los proyectos que ponemos en marcha?
-        Cómo está nuestra autoestima con el uso de las redes sociales. Parece que los estudiantes más jóvenes dependen más de la imagen que proyectan en las redes que los más mayores. ¿Tendremos que esperar a ser muy mayores para aceptar que no nos muestren aprecio? ¿Cómo influye esta cultura de la autoestima en la generación de procesos participativos dentro de cursos y otros materiales?
-        Cómo vivenciamos los cuerpos y sus estereotipos. Nos da la risa floja al hablar de todo ello, porque nos cuesta hablar del cuerpo, hasta que nos soltamos en esos debates. Necesitamos seguir pensando sobre todos estos temas, la hibridación, el cuerpo y la virtualidad, la presencialidad… Lo aceptamos intelectualmente, pero tenemos muchas dudas…

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