miércoles, diciembre 05, 2018

Cómo aprenden los jóvenes. Una mirada para replantearse la educación secundaria.

"Lo que está fuera de la escuela es el tejido básico de la vida, y está tan presente que se invisibiliza", dicen Xavier Giró y Rachel Fendler  en el libro que coordina Fernando Hernández (*) sobre cómo aprenden los jóvenes de educación secundaria.

La invisibilidad a la que se refieren Giró y Fendler es la descontextualización del aprendizaje que ocurre en las escuelas. Y podría ser el resumen del diagnóstico del sistema educativo que llegan a hacer los investigadores. Educación secundaria es un nivel educativo particularmente conflictivo en España. Hay que pensar que  ha soportado al menos cuatro reformas curriculares desde la denostada y mal comprendida Logse de 1990. Que el sistema educativo español tiene un tercio de estudiantes que fracasan y uno de cada cinco que abandonan las aulas antes de acabar la educación obligatoria. Que los resultados que recogen algunas pruebas internacionales como PISA no son particularmente positivos, aunque mejoren moderadamente en los últimos años.

Fernando Hernández y su equipo convencen a algunos centros educativos públicos de educación secundaria para desarrollar una investigación etnográfica sobre cómo aprenden los jóvenes, donde los que investigan son los propios estudiantes, y cuando la actividad no es extra.escolar, sino que les cuenta como actividad académica.

Algunas enseñanzas de la obra, que van en el título, tienen que ver con la posibilidad, que aún pervive, de reinventar la educación en la escuela pública. Y hacerlo con propuestas creativas y transformadoras -sin que eso evite que sean desconcertantes y laboriosas, como confiesan en varias ocasiones los autores-. Los profesores actúan con el rol de acompañantes del proceso de aprender. Los jóvenes se ven convertidos en etnógrafos de sí mismos y de las escuelas donde se desarrolla la investigación.

Hay, además, una propuesta epistemológica y metodológica en la que emergen las  tecnografías y las cartografías visuales. Es una indagación que recuerda los procedimientos para hacer evidente el "entorno personal de aprendizaje" (PLE), que han popularizado Jordi Adell y Linda Castañeda. Pero, al descubrir tantas posibilidades, el sorprendido (e invitado a seguir creciendo) no sólo es el estudiante sino también el docente que habitualmente le acompaña en alguna materia.

Este libro es una invitación a trabajar de otra forma con los jóvenes en el aula. Y a mí me interesa porque, una vez más, se reivindican los proyectos desarrollados por los estudiantes, vinculados con el conocimiento que maneja la comunidad. La invisibilidad de la vida cotidiana, que está en la base del fracaso de la escuela para proponer algo que merezca la pena ser aprendido, anula a los que nunca son escuchados. Y la escuela podría darles una oportunidad, a ellos y a sus hijos, para reivindicarse y crecer.

(*) Hernández y Hernández, F. (2017). ¡Y luego dicen que la escuela pública no funciona! Investigar conlos jóvenes sobre cómo transitan y aprenden dentro y fuera de los centros deSecundaria. Barcelona: Octaedro.

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