lunes, febrero 27, 2012

Repensar la innovación desde la indagación narrativa. Preparando el relato etnográfico de un encuentro

En unos meses tendrá lugar el encuentro (Re)pensar la innovación en la universidad desde la indagación narrativa. Me corresponde hacer un relato etnográfico del mismo.
De momento lo veo como un potlatch. Aficionado a la etnógrafía, conocí el concepto en la  lectura amena de Marvin Harris, un antropólogo ya fallecido, para mi gusto funcionalista (lo que ocurre se hace por la condiciones del contexto, y luego se mistifica para integrarlo en los patrones de conducta de la comunidad).
¿Qué sino un regalo a cambio de prestigio, la fría definición que aparece en Wikipedia, supone encerrarte 3 días teniendo una vida tan compleja como la que nos toca vivir en el siglo XXI? Te regalo lo que he aprendido y a cambio recibo tu homenaje. Y los demás tienen su propio potlatch.
Leyendo a Harris, sin embargo, uno encuentra rasgos de potlatch con sentido más humano y formando parte de culturas más cercanas que las de los pueblos originales de la isla de Victoria, en el noroeste de Norteamérica, o de otras culturas alrededor del Pacífico (pongamos por caso el sacrificio de cerdos en algunas islas en el Pacífico Sur, recuerdo de esa lectura que no me voy a poner a buscar ahora).
Darlo todo para agasajar a los visitantes. Es un rasgo de culturas rurales. En mi casa se traducía en "harturas", mesas llenas de comida. Esta idea de la abundancia de la comida está también en algunos cuentos de Las mil y una noches, en mi recuerdo en la versión traducida por Burton y editada por Aguilar.
Aún hoy no puedo imaginar una comida familiar sin que sobre comida (emic). No siempre nos fue bien, y el origen de estos agasajos perteneció, a buen seguro, a momentos más felices de la familia de mi madre (etic). Tras la comida, el reconocimiento a la persona que lo preparaba, el comentario elogioso por la cantidad y calidad de productos servidos. En cada comida se acababa hablando de aquella vez que vinieron tales conocidos y lo bien que hablaron de aquella comida a otros en otro sitio.
Académicos en una fiesta. Académicos generosos. Público (otros académicos) que actúan como comensales agradecidos. Conocimiento como menú. Conocimiento no conservable (eran los alimentos perecederos un elemento central de los potlatch) que es consumido en cantidades enormes.
Bueno, alguien ha planteado que las imágenes no hay que estirarlas mucho. Quede, pues, este apunte. Una invitación al festín, al potlatch, a la hartura.

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