Papert dijo alguna vez que si un docente de hace 100 años volviera a la vida y buscara trabajo como docente sería capaz de continuar una clase de hoy en día, pues todo sigue más o menos igual -se ha dicho tantas veces que ya es una idea sobada, o quizá es que nadie lee ya a Papert como hace 30 años, él que sigue en la brecha del OLPC-. Luego empiezan los matices: que si sólo en Primaria, que sí, claro, que tendría que adaptarse a la nueva realidad... Llevados por la desesperación o lo jugueton, se pueden hacer algunas bromas sobre este tipo de afirmaciones, pero siempre dejan incómodos a quienes las escuchan o las leen.
Terry Freedman, recuperando sin querer este pensamiento de Papert, reflexiona sobre los cambios que han ocurrido en las clases, y llega a la conclusión de que ya se ha producido un cambio. En su excursión del cambio descubro la nueva frontera de la enseñanza basada en la demostración, más allá de la pizarra digital interactiva: la cámara de documentos, que en inglés recibe el bonito nombre de visualizador.
Digamos antes de seguir que Terry es un innovador, busca nuevas vías, y lo fácil es realizar críticas a quienes las buscan. Mi respeto a su búsqueda y a la de todos los que buscan.
A mí me parece que lo moderno es otra cosa: Isabel, una profesora del colegio La Navata de Galapagar, Madrid, ha visitado un museo con su clase ayer; hoy escriben qué recuerdan de la visita, una producción en la que hay ortografía y caligrafía, presentación al público, apreciación artística, personas y conceptos que se pueden explorar en Internet, preguntando a sus estudiantes si aparecerá ese cuadro que vimos ayer, veremos más cuadros de este autor. Y luego bloguearán la experiencia. ¿Por qué es tan necesario que salgan del aula? ¿Por qué deben utilizar recursos de su comunidad? ¿Por qué es tan importante la participación de los estudiantes? ¿Dónde está cada materia en esta relación? ¿Qué sentido adquiere ese relato público en un blog en la construcción de la relación pedagógica?
La provocación de Papert pretendía inducir alguna disonancia -y una propuesta de relación pedagógica distinta- entre quienes le escuchaban o le leíamos y empezar a hablar de por qué se debe producir el cambio, y la hizo allá por los setenta, en los albores de las TIC en educación.
Un visualizador es una excelente herramienta, y una pizarra digital lo puede llegar a ser también, pero una enseñanza demostrativa como régimen de alimento de la razón puede llegar a producir un sobrepeso de difícil cura. Es necesaria una relación pedagógica distinta.
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