lunes, mayo 06, 2019

¿Es posible hacer un kit de urgencia para las primeras (y futuras) prácticas como docente?

En primer lugar, quiero agradecer al profesor Antonio Bautista, de la Universidad Complutense, que haya tenido la gentileza de acompañarnos en la presentación del libro Didáctica inclusiva y transformadora: el papel del profesor, publicado por la editorial Síntesis.
También agradecer a la facultad y a la editorial el apoyo en este acto de presentación.
Toda obra siempre tiene algún retazo biográfico. Habla de lo que nos gustaría que hubiera pasado. El origen del trabajo es, por supuesto, que nos dedicamos a la formación de docentes. y nos gustaría ayudar mucho más. A que la educación de nuestro país no derive hacia el control, la sumisión y una perspectiva ingenua o Disney de la realidad. A que la educación problematice lo que nos rodea, nos ayude a verlo desde múltiples perspectivas, sea inclusiva y nos involucre con el territorio en el que vivimos.
Siempre hay una queja de que lo que los futuros maestros aprenden en las facultades no les sirve para lo que se encuentran en las aulas. Y que en las aulas los maestros con experiencia les aclaran lo que allí ocurre. Nosotros queríamos anticiparnos a contarlo.
Sabemos por lo que nos cuentan algunos maestros que escriben sobre sus propias prácticas, y por nuestra experiencia como tutores de esos estudiantes, que los estudiantes que llegan por primera vez a ser maestros están muy preocupados por:  articular el currículo, atender lo emergente, interpretar la practica con teoría, la disciplina, la evaluación, la relación con las familias y la puesta en marcha de una didáctica que tenga sentido. Esto en este orden o en otro. ¿Es posible hacer un kit de urgencia para las primeras (y futuras) prácticas?
Nos apetecía pensar en cosas que pasan en las escuelas y ver cómo podemos nosotros “andamiar” esos momentos, los formadores, y multitud de docentes y formadores que investigan y reflexionan sobre esos mismos problemas concretos. Qué leer, por dónde empezar, qué mirar, en qué basarnos, qué pensar.
Por eso, nos parecía que no era un manual al uso sino, en todo caso, un manual desarmado, al que hubieran desencuadernado y del que hubieran separado algunas páginas para resolver algún problema concreto.
Para pensar en los problemas nos ayudó mucho la interacción con estudiantes de Maestro en prácticas. Hicimos una lista bastante larga, como de un centenar de situaciones comunes con las que los futuros maestros se pueden encontrar, e intentamos contar cómo lo resolveríamos nosotros, añadiendo cómo atenderíamos la situación de forma inclusiva y de forma alternativa a la que suele ser la común.
Intentamos analizar los problemas que encuentran en su día a día en las escuelas. A veces encuentran padres poco atentos. Otras, estudiantes con múltiples conflictos. En ocasiones, aparecen formas rutinarias de resolver en las escuelas que no tienen mucho sentido hoy en día.
Intentamos leer los problemas y proponer alternativas a la luz de una pedagogía crítica.
Mi colaboración en el libro se ha centrado en las pedagogías alternativas y la tecnología. La tecnología tiene mala fama. Ya tenía mala fama hace 30 años, cuando se intentaba promover su uso. Incluso cuando hay una perspectiva crítica. En la obra se intentan presentar situaciones conflictivas en las que la tecnología viene en nuestro auxilio como docentes, no para controlar o apaciguar, sino para investigar, denunciar y construir, por ejemplo, para el aprendizaje entre pares, el desarrollo de situaciones de colaboración, el involucramiento de los padres en las actividades de la escuela, el maridaje de lo visual y lo emotivo o el desarrollo de propuestas formativas de evaluación.
Como decía al principio, la comunicación escrita sobre la propia práctica moldeó nuestra forma de entender el libro. La escritura de cómo se resuelven los problemas en las clases dio origen al movimiento de comunidades de práctica al que se han referido Lieberman y Miller. Con mis maestros en práctica, y con los maestros en prácticas del grupo de investigación EMIPE al que pertenezco, pretendemos generar comunidades que indagan sobre lo que les sucede en las clases, lo escriben y lo comparten con otros maestros como ellos a quienes invitan a escribir. Esto lo hemos hecho en todos los niveles educativos, con distinto éxito. Ojalá con este libro podamos animar a los estudiantes de maestro a escribir sobre sus prácticas, a compartirlo con sus compañeros y analizarlas juntos críticamente.
Bueno, si escribir un libro resolviera un problema del mundo, sería maravilloso. Habría que escribir muchos, todos los días. Pero no queríamos quedarnos sentados. Así que nos pusimos a escribir. Ojalá les ayude a actuar. Y cuenten con nosotros en las ideas más transgresoras, les apoyaremos.

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Didáctica inclusiva y transformadora. Editorial Sintesis, 2019. Joaquín Paredes, Rosa Esteban y Pilar Rodrigo

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