miércoles, abril 24, 2013

Libros digitales: una necesidad para una escuela activa radical

Mis amigas Ana Mazoy y Carmen Blanco me vuelven a invitar a una conferencia en el marco de la Semana cultural de la Facultad de Formación de Profesorado y Educación de la UAM. El libro como idea, como idea el libro. Siempre es un placer, gracias. Esta vez el tema es el libro, en concreto las editoriales universitarias y los libros digitales. El subtítulo es ambicioso. “El triunfo de lo inmaterial”. Me acompañan un documentalista y una artista. Soy el tecnólogo y  también un pedagogo.

El tema, dicho de sopetón, es que el libro digital parece comerle terreno al analógico, y queremos saber qué pasa en las universidades, en sus prácticas y en su papel alrededor del libro. La pérdida ocurre en la calle y puede estar ocurriendo aquí, donde trabajo. En el ámbito educativo, supone transformaciones que pueden alcanzar el corazón de la escuela, el libro de texto. ¿Y qué van a hacer los maestros? ¿Y qué voy a hacer yo mismo, que llevo más de 20 años enseñando alternativas a los libros de texto y casi 30 estudiándolas? ¿Se anuncia algún final? ¿Qué futuro tendremos? ¿Qué escuela deseamos y qué haremos en ella con estos y otros materiales?
Digamos para empezar que “el triunfo de lo inmaterial”, como lema de esta mesa, es un eslogan sensacional. Buscando con Google, lo encuentro en el Blog ¿qué es el arte contemporáneo? de El País. Aparecen dos estupendas ilustraciones de actividades de los artistas a los que se refiere la noticia, una lancha motora y un ferrari, rodeado de publicidad, todo gustos exclusivos. Resumiendo lo que pone, se trata de una actividad benéfica en la que Vd. puede ser premiado con algo extraordinario, que no es una obra de arte tradicional, sino algo de un gusto exquisito ofrecido por un artista, un paseo único, una performance única.
Por lo que el triunfo de lo inmaterial es, como descubro al construir un wordle con el artículo, algo que ocurre generalmente con TIC, de contenido artístico y que a Vd. le hace vivenciar algo personalizado y único. No sé si los libros pueden llegar a ser exactamente eso. Son sensacionales pero, al menos a mí, todavía no me han facilitado experiencias  multisensoriales.
Pensando en el eslogan, particularmente en lo que hace a esto de disfrutar, evoco alguna reciente lectura de Michel Maffesoli, el sociólogo francés, que se refiere a estos tiempos que corren como dionisiacos, para el disfrute, sensoriales, vivenciales… neo-barrocos. Nada espirituales o ascéticos. Muy materiales (perdón, Michel, por tan apretado resumen).
De repente, levanto la cabeza y me descubro en el vagón de tren que me trae a la universidad, y mirando a mi alrededor descubro aquí un ipad, allí una tablet, este un ereader, aquel una laptop… busco fotos del metro de Londres y encuentro algo similar.
La posesión de algo físico tan bonito es el problema, algo que maneja tan bien, pongamos por caso, Apple.  Cualquier “maquero” de los que he conocido es un esteta. Esta cuestión de la inmaterialidad relacionada con el disfrute y la posesión es, me parece, bastante maffesoliana. Veamos que el espectáculo barroco es inmenso, ocupa muchas dimensiones: “La catástrofe, el triunfo deportivo, el desfile militar, el festival musical, la explosión de una nave espacial, las reuniones políticas, el rastro de un avión, el embotellamiento urbano, la toma de rehenes, el viaje papal, el sida mostrado como espectáculo, etc. Todo ello contribuye a una suerte de gozoso apocalipsis que, al menos, fragiliza nuestras razonables certidumbres” (Maffesoli, M. (2007). En el crisol de las apariencias. Panorama ético de las estéticas. Madrid: Siglo XXI, p. 39).
Luego nada hay de ascetismo en la frase del triunfo de lo inmaterial, como por otra parte nos avisaron los artistas, sino algo de consumismo y fetichismo. La liviandad del libro con la que parecía jugar esa frase metafórica se trocó en un símbolo de nuestro tiempo que utilizan muy bien los publicistas… fetichismo que, quizá Vds. no, pero yo siento en primera persona en la librería de la UAM, y también me pasa en cualquier librería bien nutrida.
Deseo de posesión que posiblemente es igual al que está detrás de los que descargan compulsivamente libros gratuitos para sus kindles. Porque ese es otro de los problemas que, de manera consciente o inconsciente, nos ha traído aquí, a este debate: que si el triunfo de lo inmaterial es el principio del ocaso de la cultura escrita, en soporte físico de papel, celulosa, vale decir de la cultura occidental. Quizá nos ponemos un poco dramáticos. Porque para analizar este tema deberíamos saber algo sobre los hábitos lectores y del negocio editorial, y algo también de la cultura escolar y de producción de conocimiento en que se inserta todo esto.
Para situar entonces este tema, decir que la Encuesta de hábitos lectores en España (2012), con un resumen ejecutivo en un medio de comunicación, señala que el número de lectores de eBooks ya alcanza el 11,7% de los españoles mayores de 14 años y el 13,1% de los menores entre 10 y 13 años; y que el porcentaje de entrevistados que poseen un eReader alcanza el 9,7%. Estos datos desde luego no son los grandes datos de los teléfonos móviles, pongamos por caso, pero indican que algo está avanzando para hacer posible la ubicuidad del acceso a contenidos multimedia, en concreto la lectura de libros. Tal y como hemos descubierto hace tiempo, los soportes de esta revolución TIC no son importantes –hasta que lo son, es verdad, como en el éxito del móvil ya citado-.
Al parecer, sólo este selecto despliegue de dispositivos provoca algo terrible en el negocio editorial: una piratería que pone en duda la pervivencia de los autores. Si hacemos caso a Daniel Cassany en su artículo en Tribuna de El País del pasado 17 de abril, “Confesiones de un autor pirateado”, observamos que el futuro de los autores pirateados impide seguir produciendo ciencia y conocimiento, luego no habrá más libros. Este fenómeno no es exclusivo de Internet, dice el subtítulo, pero lo cierto es que cada día es más difícil obtener un pago (como autor) por publicar. No he venido a hablar de piratería, ni quiero frivolizar sobre la misma, pero cabe observar que la amenaza de lo inmaterial es la puesta en duda de la misma pervivencia de producción de lo que está detrás de esa inmaterialidad, que es mucha materialidad -como vemos, el lema de esta mesa es, nuevamente, un bonito eslogan-. Con la cultura analógica había una buena solución a la piratería en las copisterías que se llevó a lo digital. El actual gobierno ha decidido tomar otro camino.
Junto a la piratería, el problema parece ser la misma cultura digital, donde los consumidores de esta cultura no pueden ser simultáneamente lectores. Sin embargo, la encuesta comentada ofrece un panorama diferente a esa sospecha:
el porcentaje de lectores de libros alcanza ya el 63% de la población
El 59,1% de los españoles mayores 14 años lee en su tiempo libre y el 47,2% lo hace con una frecuencia diaria y semanal.
El 84,6% de los niños entre 10 y 13 años lee libros en su tiempo libre, de ellos el 77,2 lo hace diaria o semanalmente.
“Gerónimo Stilton” y “Harry Potter”, los libros más leídos entre los niños de 10 y 13 años.
Entonces la lectura tiene una salud de hierro, el libro bastante futuro, el problema no es el soporte, ni los competidores por el tiempo de los niños y jóvenes, sino cómo mantener este hábito y como seguir generando conocimiento en otro entorno de relaciones económicas de la cultura y las personas.
Vayamos entonces a ver qué se puede hacer por el libro en las escuelas, por el hábito de leer y la producción de conocimiento en algún soporte, donde van a trabajar los maestros que forma el centro donde tiene lugar esta mesa, ese objeto de deseo. Una anécdota, antes de continuar, que a mí particularmente preocupante, sobre la lectura: sólo uno de cada 30 estudiantes de Primero de Maestro tiene, cuando está acabando el curso académico, un carnet de biblioteca para obtener libros analógicos en la biblioteca. Posiblemente no explica sus hábitos lectores –quizá buscan información en sus clases y en Internet-, pero no deja de ser una puerta cerrada.
Hablemos del libro sin demonizar los dispositivos digitales. Que la biblioteca del centro funcione y esté dinamizada. Que se trabaje la escritura creativa. Que las lecturas sean de este tiempo (Verne y Salgari, no, por favor; Harry Potter o No quiero ser violeta). Muchas cosas más, tampoco son mi tema ahora mismo. Y sobre todo, preguntar a la gente, no quedarnos en el tópico. Y se puede hacer con y sin dispositivos tecnológicos, para la ubicuidad.
Quiero mencionar un tema, no menor, en la intersección entre libro y escuela. Se trata del negocio del libro analógico que, enraizado en la escuela que conocemos, es el del libro de texto. Y ese libro va a ser digital. Ya estaba siendo digital cuando estalló la crisis hace 5 años. Eso ha parado la progresión por razones diversas que no vienen al caso analizar ahora, pero va en esa dirección. Los libros fueron revolucionarios en la enseñanza cuando los comenzaron a utilizar los jesuitas en el siglo XVIII, y se convirtieron en un vehículo nacionalista desde el siglo XIX. Sus propuestas de uso cambiaron en los años 70. Pero algunos libros digitales son pdfs enriquecidos, por ejemplo SM  (de apariencia exactamente igual a la de los libros impresos). Otros tienen otro lenguaje, son páginas web limpias y sencillas con elementos multimedia y recursos actualizados, por ejemplo Santillana y sus Libromedia y Libroweb, Los libros digitales parecen servir al mismo tipo de prácticas escolares, ilustrar y ejercitar. Así que, permítanme la ironía,  todos tranquilos, estamos en un espacio que no parece aventurar un gran cambio, los libros seguirán dando la misma pauta académica, porque los consumidores, en este caso los maestros, mandan y los autores fabrican propuestas para un mercado; los espacios escolares se seguirán utilizando de la misma forma, los agrupamientos y las tareas serán similares. Quizá puedan, o deban, pasar otras cosas en las universidades, las bibliotecas convertidas en centros de recursos,  las compras a los tenedores de fondos de libros, el préstamo a usuarios, todo desde el despacho o desde casa… de esto mi colega documentalista en esta mesa seguro que puede hablar mejor que yo.
Llegados a este punto, tras las trompetas del fin del libro, las dificultades para el negocio editorial, las posibilidades de la ubicuidad y los desafíos de siempre de las escuelas –lectoescritura, cálculo, ciudadanía-, junto a la salud de hierro de la lectura –si se le pregunta a los niños- podríamos decir que de todo este recorrido hemos sacado muy poco en limpio entonces sobre el futuro del libro en las escuelas y en las aulas. Si no intervienen otros factores –presiones a gobiernos para nuevas regulaciones o mercados cautivos, nuevos dispositivos- vamos hacia una presencia de libros digitales en diversos soportes que seguirán generando un negocio a unos pocos. Unos productores y distribuidores van a desaparecer, y otros modos y profesionales vendrán a sustituirlos. Podemos aprovechar para reducir el mercado y ganar en democracia cultural. Convertir a los estudiantes en constructores de conocimiento, en productores de sus propios libros, superando la polémica de los soportes y las autorías, remezclando la cultura (que a su vez es remezcla, alguien ha dicho que son anotaciones al margen a los Diálogos de Platón) y haciendo una escuela más social. Dicho de otro modo: ¿Qué nuevas percepciones hay sobre la realidad educativa española? ¿Qué nuevas tendencias epistemológicas adoptar? ¿Qué nuevos compromisos adquirir? ¿Cómo hacerlo produciendo materiales nuevos que den respuesta a esos retos?
Hay una nueva realidad educativa donde los excluidos se cuentan por millones. Con poco cariño para ellos. Como dice Daniel Pennac, un ex - profesor de Secundaria notable autor de libros relacionados con sus vivencias escolares y como docente, hay muchos torpes que necesitan alguien que les ayude. Creo que la escuela puede reconstruirse mediante proyectos inclusivos que ayuden. Y un buen proyecto es fabricar un material que es un libro donde leer el mundo.
Algunas ideas para construir una escuela activa radical las publiqué en un capítulo dentro del libro “Antropología audiovisual”, en Trotta, que coordinó Honorio Velasco y Antonio Bautista. Allí se dan razones por las que es necesario y posible reconstruir el conocimiento en las escuelas, y por qué es una acción solidaria la de indagar la realidad con los nuevos medios y la de recrear el conocimiento en las escuelas.
Otras razones para abordar la cultura contemporánea remezclando aparecen en “Nuevos alfabetismos”, un libro de Lankshear y Knobel, de obligada lectura. Las posibilidades que se abren son enormes, es una oportunidad para establecer conexiones entre la vida personal -ya digital- y la vida como docente, y da pie a realizar una aproximación más social a la lengua desde el dominio de otras competencias. A su lectura –y a la de Kincheloe- me condujo el contacto con el grupo Elkarrikertuz, “indagación creativa”, y su propuesta de reconstruir la educación con algunas de estas ideas: Alfabetizarse, Difundir, Digitalizar, Compartir, Ser creativo, Redes, Todos tenemos algo que contar, Somos históricos, Formamos parte de la memoria colectiva, Narrativas y resonancias, Pensar en el territorio, Interaccionar/Participar socialmente, Dinamizar, Expandir, Percibir una realidad cambiante, Pensar en diversos públicos, Generar un entorno social de aprendizaje, Colaboración/Construcción colectiva de ambientes, Bricolaje, Comunicar emociones, Descurricularizar la escuela. Todo un curso de pedagogía.
Con estos mimbres levantamos durante los últimos 2 años con el grupo de clase de futuros maestros Museopedagogicovirtual, un espacio para abordar temáticas pedagógicas, tecnológicas y profesionales, donde realizar la recuperación de la memoria, la interacción social e intergeneracional, ampliar la mirada sobre las prácticas educativas y la aplicación práctica de recursos. Otro tipo de libros para una escuela en otro mundo. Las universidades pueden generar cambios en la relación con los libros, pero tienen que decidir cambiar sus metodologías y el papel de lo digital.

Imágenes provenientes de:
Michel Maffesoli. Perfil de Facebook.
Página Mac, de Apple.
El triunfo de lo inmaterial. Blog ¿qué es el arte contemporáneo?de El País.
Tribuna, de El País, varias ediciones.
Wordle, aplicación on line.
Virgin reveals 82 London Underground stations to receive Wi-Fi.
Estudio de arquitectos es-parks.
Logo de la Semana El libro como idea, como idea el libro
Libros interactivos en red de SM
Santillana, libros interactivos.
Antropología visual, Editorial Trotta.
Nuevos alfabetismos, Editorial Morata
Museopedagogicovirtual
The Colour Copy Shop - High Street, via Wikimedia Commons
Harry potter, via Wikimedia Commons
Daniel Pennac, Wikimedia Commons.
Joseph-Noël Sylvestre, via Wikimedia Commons
The school library at the Hebrew Reali School, Haifa, 1930, via Wikimedia Commons
The Adventures of Three Englishmen and Three Russians in South Africa
Voyages Extraordinaires, 1867 Hetzel edition of Jules Verne's Voyages et aventures du capitaine Hatteras, Drawn by Édouard Riou, engraved by Pannemaker, via Wikimedia Commons
Nagy Reader, István Nagy [Public domain], via Wikimedia Commons
Newspaper reader, By T. Voekler (Own work) [CC-BY-SA-3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], via Wikimedia Commons
Gazette reader By Sandra Cohen-Rose and Colin Rose from Montreal, Canada (Gazette Reader) [CC-BY-2.0 (http://creativecommons.org/licenses/by/2.0)], via Wikimedia Commons
The reader By A. Canella (Octave Uzanne, Le Livre, Paris, A. Quantin, 1880.) [Public domain], via Wikimedia Commons
French language textbook of Ramada I before 1828, via Wikimedia Commons
Textbooks during Japanese Occupation, via Wikimedia Commons
SteacieLibrary By Raysonho @ Open Grid Scheduler / Grid Engine (Own work) [Public domain], via Wikimedia Commons
Bibliotecaestantes By nathan williams from London, UK (Cinema Book Shop) [CC-BY-2.0 (http://creativecommons.org/licenses/by/2.0)], via Wikimedia Commons
toronto library
Left OUT 05 all inclusive ENDA party  By Cary Bass (Own work) [CC-BY-SA-3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], via Wikimedia Commons


1 comentario:

Anónimo dijo...

Quе tal,
No est� mal el articulo. Algunos posat no me gustan mucho, ρero laa mаyoг�a son bastante interesantes.

Un saluԀo

Mɑss noticias :: Cristina