martes, julio 13, 2010

Una carambola del destino y la victoria de una ley

Me felicitan mis amigos Rogério desde Brasil, Huan desde Shanghai y Daniel desde México DF (bueno, desde Nezahualcoyotl), por la victoria de España en el Mundial de fútbol de Sudáfrica.
Tiene esta reacción a la victoria su perspectiva humana, que habla de cómo ocupamos el tiempo libre, que nos gusta por el fútbol, vaya, ¡Espaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaña!
Pero este esfuerzo de gladiadores (himno, colores, campo, lucha, esfuerzo, patria) tiene, me parece, una lectura política, o varias ¿Hablamos de orgullo patrio? ¿De reacciones de otros nacionalistas de comunión diaria dentro de esta nación tan tolerante que en 35 años no ha dicho ni mu a manifestaciones excluyentes para no ser acusada de intolerante -que hasta para alegrarse de la diversidad tiene que pedir perdón por ello-? ¿Del resultado de un esfuerzo colectivo de gente corriente en medio de un deporte lleno de dinero y golferío? ¿Del dinero y atención pública masivos via medios de comunicación social puestos en un deporte? ¿De una ley educativa denostada, la de 1990, que es la ley de estos niños en pantalón corto nacidos en torno a esa fecha que nos han dado esta alegría nacional, que apostó por añadir el deporte, la música y otro idioma a la educación básica para cambiar el horizonte del país? ¿De un país rico que consigue mejores resultados deportivos como los niños de las mejores clases consiguen mejores resultados en las escuelas, qué le vamos a hacer, porque las excepciones confirman la regla inexorable de la distribución de capital cultural que enunciaba Bourdieu?
P.s. Inyección de moral colectiva en medio de una crisis galopante, dicen en varios telediarios. Va a ser eso. Creo que eso es pensamiento político.

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