jueves, octubre 01, 2009

Antropología visual para dar un salto en educación

El 9 y 10 de septiembre tuvo lugar en Madrid el Congreso Internacional de Antropología Visual e Investigación sobre Tecnología Educativa, en el que participaron antropólogos y gentes del campo de las TIC aplicadas a la educación. Esta mezcla fue muy sugente. Lo fue poder presentar a Carmen Guarini y a Fernando Hernández. Mi aportación fue comentar lo que trajeron al Congreso, que fue mucho y dialogar con ambos ante un público entregado.
A Carmen no la conocía, pero es una valiente realizadora argentina a la que además le interesa el documental y trabaja como docente en la UBA, en Antropología, discípula de Rouch. A Fernando (a quien Manuel Area hizo una interesante entrevista en 2007), aunque le conocía como un luchador desde los 80 por su presencia y magisterio en la revista Cuadernos de Pedagogía, le conozco algo más tras haber revisado su abundante producción científica y divulgativa, en gran parte volcada en la red.
Se trata de dos colegas coherentes en sus recorridos vitales y profesionales.
Hacen una indigación sobre la realidad que suele partir del reconocimiento del papel de la cultura visual contemporánea, que es no sólo una vorágine, como suelen decir mis estudiantes, o un mecanismo de control social mediante el entontecimiento, sino una forma de representación que ha penetrado en la mayoría de la población, para la que no caben medidas higiénicas porque todos fuimos contaminados hace 50 años (algunos lectores lo fueron en el vientre de sus padres). Es también una indagación relacionada con las formas de vivir de las personas, que tiene consecuencias para las personas a las que acompañan, una en situaciones de reivindicación en la calle, otro en las aulas con futuros docentes y con docentes en ejercicio.
Esta forma de trabajar es una nueva epistemología, y una nueva forma de investigar en educación. Los innovadores en educación interpretan la realidad, construyen conocimiento, renuevan la epistemología, y su investigación es coherente con su práctica. No hay una única forma de hacer investigación. Hay un espacio del investigador en la investigación. La manera de construir la narrativa de la investigación puede ser considerada en sí misma como un método de indagación.
¿Cómo elaborar el conocimiento que deviene de la práctica para que se transforme en un tipo de investigación que aporte al enseñante un mejor conocimiento sobre su trabajo, y que al mismo tiempo le sirva como vehículo para su superación profesional? ¿Cómo hacerse conscientes de que el conocimiento es producido culturalmente y reconocer la necesidad de los docentes de construir criterios propios para evaluar la calidad de ese conocimiento? Este proceso de dotación de sentido supone que el profesor puede explicar e introducir a los estudiantes al mundo social y físico y ayudarles a construir por ellos mismos una infraestructura epistemológica para interpretar los fenómenos con los que entran en relación. Y ese proceso no deja indiferente a los docentes que lo practican.
Algo así es la Antropología visual en el campo educativo, una herramienta para buscar la coherencia.

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