Me pregunta Ricard Huerta, amigo y profesor de Educación Artística de la Universitat de Valencia, cómo creo que nos está transformando el universo digital.
Le puedo hablar de mí mismo.
En mi trabajo el universo digital (del que vivo) me permite trabajar intelectualmente mediante acceso a bibliotecas, búsquedas, bases de datos, acceso a artículos científicos, gestores bibliográficos, procesamiento de la información, divulgación en diversos planos de resultados… Todo el proceso de investigación científica está al alcance de mi mano en un trabajo a través de dispositivos.
Utilizo dispositivos para registrar informaciones que se convierten en evidencias en mi trabajo cualitativo: fotos, grabaciones de audio y vídeo, notas…
Utilizo el diccionario de la RAE online, y otros diccionarios en otras lenguas de trabajo.
Vivo pegado al email. El email me permite gestionar mis actividades pendientes y mis contactos internacionales.
Utilizo mensajerías instantáneas para gestionar seguimiento de estudiantes y trabajo con compañeros.
Intento devolver algo a la red sosteniendo un blog en el que venía posteando mensualmente, pero me cuesta cada vez más mantener el ritmo. Se ha convertido en mi página profesional, y conecta con proyectos y materiales para mis estudiantes.
La universidad nos ofrece una plataforma de teleformación que utilizo como repositorio, tablón de anuncios y, alguna vez, como clase virtual. Los usos para tareas los intento gestionar socialmente, en foros, con idea de que los estudiantes aprendan unos de otros.
También hago publicidad de mi trabajo en las redes sociales, que es mi principal uso de internet.
Intento que mis estudiantes introduzcan la tecnología en su trabajo como futuros docentes, como una herramienta transformadora de la posición de sus estudiantes como productores de conocimiento crítico del mundo, y las redes como espacios comunes de aprendizaje y de contacto con la comunidad en la que están insertas las instituciones educativas.
En mi vida personal, la tecnología me acompaña como despertador, agenda, libreta de notas, periódico, consulta de dudas, red de seguridad y avisos con la familia y amigos más importantes.
También me acompaña en muchas gestiones, haciendo mi vida creo que más fácil.
En mi ocio me permite gestionar entradas, críticas de espectáculos, fotos, galerías de imágenes…
En ocasiones puedo encontrar películas que me apetece volver a ver disponibles en Youtube (recientemente, con ocasión de un viaje al norte de África, volví a ver un trozo de La batalla de Argel).
Estoy en comunicación a veces y un poco al día en general de la vida de mi familia, así como algunos amigos. Vivo con inquietud la interacción con sus vidas: les doy mis like y espero que lo que yo hago les entusiasme. A veces posteo buscando esos like, y otras veces pienso que es una relación infantil y me callo. He llegado hasta aquí al darme cuenta que en los primeros años en las redes fui un militante de todas las causas, pero me he cansado de utilizar ese espacio para calentarme yo y calentar a mis conocidos con temas sobre los que ya somos conscientes. También me descolocan algunas reacciones, particularmente que se me haga notar que soy muy feliz o que me paso la vida de viaje… No sé qué responder.
Mis hijas tienen una televisión digital y me prestan su canal para ver alguna película interesante reciente.
Me he aficionado a ver el telediario entero cuando llego del trabajo, y a grabar películas que me esperan el fin de semana.
La red supuso un incidente desagradable en mi vida hace un tiempo, y algún otra a una de mis hijas, pero los hemos conseguido superar.
También puedo remitir a las encuestas periódicas que hace AIMC, o a las reflexiones de Castells, García Canclini, Mafessoli, Byung-Chul Han, Buckingham, Lankshear, Masterman (que han hablado de la transformación de la sociedad y el papel de los ciudadanos), o a tantos amigos tecnólogos educativos, como Sancho, San Martín, De Pablos, Valverde, Area, Rubia y Correa (que hablaron de temas educativos) o un buen grupo de gurús, como Rifkin, Levine, Mozorov, Keen, Yogeshwar o Polyakova (que han hablado del control, las multinacionales, el impacto sociocultural), que plantean muchas objeciones y problemas.
Pero quizá el problema, para mí, que milito en la transformación de la escuela (a la que las tecnologías pueden empujar), es la ignorancia tecnológica y los estereotipos, y creo que la forma de encabalgar el capitalismo (que preocupa históricamente a los luchadores por la escuela pública) es, precisamente, luchar contra esa ignorancia y construir una alternativa educativa con estudiantes que no sean meros consumidores sino prosumidores, lo que yo intento hacer, modestamente, con este post.
2 comentarios:
Muchísimas gracias Joaquín. Me ha parecido muy buena idea que optases por este formato, que resulta muy lógico y adecuado para la temática abordada. Fuerte abrazo.
Ricard Huerta
No sé si se ha publicado mi comentario anterior, pero insisto en agradecer a Joaquin Paredes sus comentarios sobre el universo digital, ya que ha entrado en el terreno personal, que es lo que realmente considero importante en una cuestión como esta. Yo también milito para transformar la escuela. Abrazo. Ricrd Huerta.
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